¿Se terminó la Navidad?

Si, sí… Ya sé que pasó el 24 de diciembre. Comimos, bebimos, nos regalamos, trasnochamos, festejamos, compartimos. También recibimos montones de tarjetas, salutaciones y animaciones con estrellitas, arbolitos navideños, papás Noeles, trineos, angelitos y otras mononitudes. Yo quedé agotada. No podía recibir un saludo más. ¡Tantas cosas tan lejanas al verdadero sentido de esta fiesta! Ahora, más tranquila, quiero re pensar el significado más profundo de la Navidad. Y me preguntaba cómo sería la Navidad en nuestros días. Al parecer no fuí la única. La Congrgación La Cruz de Cristo IELU, el 22 de diciembre subió a su Facebook una reflexión que quiero compartirles, y que me hace pensar que Navidad no se terminó.

«¡Se embarazan por un plan!», «¿¡Cómo puede ser que esté tirada con esa panza pidiendo?!», «¡Es una nena! ¡No tiene más de 16 años!», «¡Dicen que se embarazó soltera!», «¡Seguro que pide para drogarse! ¡Pobre criatura, seguro ya nace adicto!»

Se llama María, el que dice que es el padre del chico está trabajando en negro en una carpintería porque casi no tienen para comer y, encima, tienen que viajar a censarse.
Por eso la deja sola y ella, para ayudar, pide.
En realidad, el que dice que es el padre del chico no es el padre, pero le encanta ella y la quiere. Además, ella le hizo un cuento medio raro de como se había embarazado, él no le creía pero no importaba, quería cuidarla. Tienen que ir al pueblo de él a censarse según la ley, así que van… Cuando llegan ahí no los dejan alojarse en la posada, «no hay lugar para ellos»… ¡Claro! ¿Cómo va a haber lugar para ellos si van a ser un número más del censo, no viven ahí y, encima, van a hacer que Belén pague más impuestos por su culpa.
Al salir de la posada una mujer se da cuenta que María está por parir y, sin que nadie se entere, le dice que hay lugar en el establo que está al lado y que hay un pesebre con paja recién cambiada para los animales. Y ahí van María y José, a recibir al hijo que viene, que José ya sabe que es varón porque lo soñó, y también soñó que le tenía que poner Yeshua de nombre, y le gustó… así que Jesús le iba a poner.

Hoy, 2000 años después, a María la disfrazamos de reina llena de oro y joyas, y a Jesús lo convertimos en un querubín rubio. ¿De que lado hubiésemos estado si nos encontrábamos a María en la calle pidiendo? ¿No hubiésemos juzgado por su aspecto? ¿Por la clase a la que pertenecía? ¿Por nuestros prejuicios?

Gracias a Dios, Él no nos juzga como nosotros lo hacemos, por nuestro aspecto y por todo lo que mostramos hacia afuera. Dios no eligió que su hijo se haga hombre en una familia rica que pudiese ver sólo su entorno, Dios eligió que su hijo se haga hombre entre los pobres y los apartados, para que pudiera verles y seguirlos como hermanos y hermanas. ¿A cuántas Marías vemos y juzgamos?

Que esta Navidad nos haga más prójimo, que esta Navidad nos encuentre con misericordia, que está Navidad nos haga ver a la otra y al otro con amor de hermanos. ¡Feliz Navidad de corazón!

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