1 Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 preguntando: — ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, porque hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo. 3 Al oír esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y, habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le respondieron: — En Belén de Judea, porque así fue escrito por el profeta: 6 «Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un guía, que apacentará a mi pueblo Israel». 7 Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se cercioró del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. 8 Y enviándolos a Belén, dijo: — Vayan allá y averigüen con rapidez acerca del niño y, cuando lo encuentren, háganmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se alegraron con muy grande gozo. 11 Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. (Mateo 2:1-12)
Hay tantas cosas para decir de esta historia bíblica que nos hace aún hoy, cada 6 de enero, celebrar el día de los Reyes Magos.
El relato que nos trae el evangelio según Mateo nos presenta como personajes principales al rey Herodes, a Jesús bebé y a los magos, además, en un rol más secundario, aparecen los escribas y sacerdotes. De los magos no se dice en ningún momento que sean tres… Lo siento; eso es un agregado de la tradición posterior.
En el texto griego, los magos aparecen mencionados así, simplemente magos. En realidad, más que magos que hacen magia como lo entenderíamos hoy, eran sabios, adivinos o científicos venidos de oriente que, además, se interesaban por la astronomía o astrología; de allí que vinieran siguiendo una estrella. En los 12 versículos, la palabra estrella aparece 4 veces. Mucho, ¿no? Su intención era adorar al nuevo rey de los judíos, y para eso traían unos tesoros o presentes para darle. Al encontrarlo se llenaron de alegría. Si pensamos en los magos de esta manera se ve claramente que no eran ni tan reyes ni tan magos. No hacían magia ni tenían dignidad de reyes. También podemos pensar que en el grupo de sabios habría mujeres… ¿Por qué no? Nuevamente la tradición posterior los reviste con ese título sin serlo y los menciona como varones. Pero venían siguiendo una estrella que les anunciaba el nacimiento del rey de los judíos. ¿Y a dónde irían para encontrar al futuro rey de los judíos? Claramente, al palacio del actual rey de los judíos, Herodes.
Herodes I, el Grande, fue rey de Judea, Galilea, Samaria e Idumea al comienzo del siglo I como vasallo de Roma. Cuando recibe la visita de los sabios de oriente preguntando por el futuro rey de los judíos se perturba; obviamente siente amenazada su permanencia en el trono. Entonces convoca a sus propios sabios, los sacerdotes y escribas, para confirmar esta noticia. Sin demasiado análisis, responden con lo transmitido por el profeta: El Cristo nacería en Belén. Con mucha astucia, convoca nuevamente y en secreto a los magos, y trata de utilizarlos en beneficio propio, intenta que le den información sobre el Niño. Quiere cubrir todas las posibilidades: los asesores propios y los del extranjero. Por todos los medios quiere destruir la amenaza que significa… un bebé…
Jesús bebé tiene su propia estrella. En el versículo 2 los magos aseguran “… su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.” Un niño con estrella propia no es cualquier niño. Es de temer. ¿Es de temer?
En conclusión, a partir de la observación de estos tres personajes podemos decir que lo que aparenta ser una simple visita de los magos de oriente a un recién nacido, en el fondo muestra el origen de la tensión con el poder que luego vivirá Jesús en su adultez y que lo llevará a la muerte. Herodes, trastornado por conservar su poder, no mezquina recursos para lograr mantenerse en el trono, lo cual lo llevará hasta la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén (De ahí el recuerdo a los Inocentes el 28 de diciembre). Jesús – y hacemos especial énfasis en Jesús bebé no solo porque acaba de nacer, sino para resaltar su ingenuidad para nada amenazante- que recibe pacífica y pasivamente el reconocimiento de los sabios. Un reino de control, autoritarismo y muerte frente a un reinado de vida plena para todos.
Me parece que esta escena nos invita a no ser reyes despóticos, desconfiados y crueles de nuestros próximos. Nos invita a mira y admirar como los magos de oriente con detenimiento y sencillez a cada una de las personas que nos rodea, a mirarlas como recién nacidos, en su fragilidad, en sus dolores y sus angustias. Nos invita a “regalar- nos” honrando y respetando su humanidad.
¡Feliz Día de los Reyes Magos!
La foto es la Adoración de los Reyes Magos. Fachada del Nacimiento. Sagrada Familia. Barcelona.